La Comunidad de Madrid tiene instalados 51 observatorios Regionales contra la Violencia de Genero distribuidos por diferentes municipios donde las victimas de malos tratos pueden encontrar asesoramiento jurídico y social.
Estos puntos de información también van dirigidos a aquellos profesionales que realizan actividades cuyo objetivo es la prevención de la violencia de genero.
Las entidades tienen un papel fundamental para ayudar a las mujeres a salir de ese círculo que las impide llevar una vida normal. Su integración en la vida laboral es el primer paso para devolverlas todo lo que un día tuvieron y perdieron por culpa de una persona.
“El HOMBRE en mayúsculas, ese tipo de varón que sigue pensando que la mujer no está a su altura, que es poco fiable en cuestiones importantes y que contempla a las señoras como meras subordinadas o lo que es lo mismo, como mujeres florero”. Así ha comenzado esta mañana la tertulia del programa No es un día cualquiera de Radio Nacional, presentado por Pepa Fernández.
A pesar de la desaparición del ministerio de Igualdad, con el consiguiente ahorro de unos 900.000 euros al año, el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero continúa con el tema de la igualdad metido entre ceja y ceja. Esta vez parece que se trata de una iniciativa con peso y con sentido, no como muchas de las anteriores.
Después de María Zambrano (1988) y Dulce María Loynaz (1992), el pasado 24 de noviembre Ana María Matute pasó a formar parte de las tres únicas mujeres que hasta el momento han ganado el Premio Cervantes.
Las víctimas por violencia de género alcanzan ya la impactante cifra de 68 mujeres, de las cuales 12 sucedieron en Andalucía. La última, ayer en Málaga cuando una mujer de nacionalidad china y 27 años de edad, fue encontrada en un almacén de lencería cerca del polígono de Guadalhorce.
Analizando la historia del siglo XIX, no cabría olvidarse del papel de la mujer española, pues estadísticas que datan desde 1769 en adelante confirman que la mitad del porcentaje total de la población lo constituían las mujeres, con una mayor proporción de las solteras, seguidas por las casadas y posteriormente de las viudas. Curioso dato, puesto que la única profesión que podía ejercer la mujer en los albores de esta época era el de esposa y madre. Su vida cotidiana transcurría realizando actividades entre las paredes del hogar. El ser una mujer trabajadora tampoco era alentador, pues sus condiciones laborales eran penosas.