
Durante la dictadura franquista, la mujer dejó de tener los derechos que la Constitución de 1931 le había otorgado, como la igualdad con respecto al hombre y el derecho a voto. Muchas de ellas murieron por ser republicanas, unas por ejercer la militancia o la práctica política y otras por ser parientes de hombres de izquierdas.
Un ejemplo que ilustra bien esta situación, es que las mujeres en el franquismo necesitaban el permiso de sus maridos para trabajar. Con el Fuero del Trabajo promulgado en 1938, el Estado reguló el trabajo a domicilio; sólo podían trabajar las mujeres solteras o viudas, además, si se casaban, debían firmar su despido voluntario un mes antes del enlace, según lo dictaba la Ley de Reglamentaciones Laborales de 1942, y para acceder a él, dos años después, la Ley de Contratos de Trabajo decía que debían contar con la autorización del marido. Además, los sueldos eran más bajos.
Por todo esto, era difícil sacar adelante el hogar y, aunque existía la cartilla de racionamiento, para los productos de consumo básico, el hambre seguía apretando, no era suficiente la cantidad que recibían para alimentar a toda la familia y muchas recurrieron al estraperlo, cambiando productos, manufacturados por ellas mismas, por alimentos. El estraperlo estaba considerado un delito y acarreaba penas de cárcel y multas.
La familia era una jerarquía en la que la mujer estaba supeditada al varón y los hijos a los padres. La revista de la Sección Femenina, liderada por Pilar Primo de Rivera, enseñaba a las mujeres a comportarse, siempre supeditadas al hombre, sin derechos, sin opiniones, sólo sumisión. Por supuesto, el adulterio estaba castigado por el Código Penal.

La situación laboral de la mujer mejoró en 1959 con el Plan de Estabilización, en 1961 con la Ley sobre Derechos Políticos, profesionales y Laborales de la Mujer, que acababa con la discriminación salarial y de acceso al trabajo, aunque continuaba en vigor la necesidad de la autorización del marido. Esta obligación se mantuvo hasta 1976, cuando entró en vigor la Ley de Relaciones Laborales. También fue importante en 1963 el Plan de Desarrollo, ya que se necesitaba más mano de obra y se recurrió a la mujer para ello.
En 1973, como preparación al Año Internacional de la Mujer 1975 llegó la excepción discriminatoria, el gobierno dio el cargo de jefas locales de movimiento (actual alcaldesas) a 7 mujeres, las primeras y únicas alcaldesas de la dictadura.
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