13 diciembre, 2010

Mujeres luchadoras

Para poder llegar a la situación en la que nos encontramos en la actualidad, han sido muchas las mujeres luchadoras que han tenido que romper moldes y sentar las bases de lo que hoy en día nos parece normal. Algo tan simple como recibir una educación, participar en una competición deportiva o tener derecho a sufragio, es el resultado de mujeres valientes que se enfrentaron a la sociedad de su época para conseguir el derecho de algo que todavía no hemos alcanzado en todos los sentidos: la igualdad.
 



En esta sección iremos mostrando una pequeña representación de grandes mujeres que de una manera u otra, han luchado por los derechos femeninos. Todas ellas pertenecen a diferentes épocas, países o razas, pero les une el mismo objetivo.




Clara Campoamor

Clara Campoamor nace en Madrid en 1888, y desde los 35 años empieza a trabajar por el derecho a la igualdad de las mujeres. Estudia derecho, convirtiéndose en una de las primeras abogadas españolas, además de ser la primera en intervenir ante el Tribunal Supremo. Al fin de la dictadura de Primo de Rivera, es colaboradora del diario La Libertad, donde escribe una sección llamada “Mujeres de hoy”, donde analiza la vida de mujeres relevantes de la época. También se convierte en la primera mujer que obtiene un escaño como diputada por Madrid para las Cortes Constituyentes de la Segunda República en 1931 y participa en la comisión que redacta la Carta Magna republicana, siendo la primera mujer que habla en las Cortes españolas. Pasa a la historia como la principal artífice de la inclusión del voto femenino en España (Constitución de 1931). Fallece en Laussanne en 1972, durante su estancia en el exilio al no poder regresar a España por las condiciones del gobierno franquista.

Marie Curie
Nace en Polonia en 1867, pero con 24 años se traslada a París donde conoce a su futuro marido, el científico Pierre Curie. Fue la primer persona en utilizar el término radioactividad, y junto a su esposo, descubrió la existencia de dos elementos nuevos: el polonio y el radio. Gracias a este descubrimiento, se convirtió en la primera mujer en recibir el Premio Nobel de Física. Tras la muerte de su esposo continuó con sus investigaciones, lo que le llevó a recibir un segundo Nobel, esta vez de Química (única persona en recibir dos de éstos galardones). Además, dio clases en la universidad parisina de la Sorbona. La perseverancia y confianza de Curie hicieron posibles que alcanzara estos logros, lo que sirvió para dignificar la figura de la mujer, e incluirla en campos que estaban dominados únicamente por la figura masculina. Falleció en 1934, debido a una leucemia que contrajo por sus continuas exposiciones a la radiación.

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