28 diciembre, 2010

España discrimina por la edad, no por el sexo


Los últimos estudios realizados en España demuestran que la mayor discriminación en el mercado laboral de nuestro país se produce en personas de más de 50 años. Este factor, la edad es la principal causa de discriminación, por encima del sexo y el origen del trabajador. El 85% de los currículums que reciben las empresas, de personas de más de 50 años, son rechazados y no pasan a formar parte del proceso de selección.


En el último informe sobre Recursos Humanos que ha elaborado una gran compañía, se advierte que la mayor discriminación en el mercado laboral de nuestro país, y de Europa en general, se produce en personas que superan los 50 años de edad.

En los últimos años se han logrado grandes avances en materia de derechos en el trabajo, pero en muchos casos, es solo en teoría. Las prácticas discriminatorias por edad, se evidencian continuamente en las ofertas y oportunidades de empleo, a veces de manera sutil, como cuando se rechaza a un candidato que opta por una plaza vacante, por estar “sobrecalificado”, y otras veces de forma abierta, cuando se especifica un límite de edad para la contratación. Otras formas de discriminación limitan a partir de cierta edad, el acceso a programas de formación y promoción, o los obliga a jubilarse, para evitar ser permanentemente relegados en sus funciones y oportunidades para el desarrollo.

En los países europeos, existe un buen nivel de conciencia en torno a la problemática de la discriminación en general, no así, a la generada por la edad. En las naciones que conforman la Unión Europea, un 57% de la población estima que las personas a partir de los 50 años, no tienen la capacidad de trabajar de manera eficiente. Esta cifra aumenta a un 64% en España.

El mundo del trabajo está evolucionando en una dirección que debería favorecer el empleo de los trabajadores de cierta edad. El empleo crece en el sector de servicios y disminuye en la agricultura y la industria. Se reducen en general los trabajos manuales y crecen los no manuales o intelectuales. Y, dentro de aquellos, decrecen asimismo los más penosos o peligrosos.

“El trabajador de edad no es un problema que, desde una perspectiva monetaria haya que minimizar, sino una fuente de ventajas y oportunidades que concilia la eficiencia económica y la eficiencia social. Para la economía en su conjunto, el aumento de la participación y de las tasas de empleo de esa franja son cruciales para aprovechar plenamente la oferta de mano de obra a fin de apoyar el crecimiento económico, el sistema fiscal y el sistema de previsión social, ante la previsible reducción de la población en edad laboral. Desde la perspectiva del trabajador, la prolongación de la vida activa marcha en paralelo con el aumento de la expectativa vital y de la calidad de la formación y del empleo. La edad no es la causa de la pérdida de productividad sino la obsolescencia de las aptitudes. Es, por tanto, un problema de ajuste y de mejora de experiencias y aptitudes, no de calendario”, explica Rafael Vara, director general de DBM (Drake Beam Morin) Spain.

Si tanto las empresas como los trabajadores salen ganando en una sociedad y una economía donde los trabajadores de más edad tengan un papel más activo, son los interlocutores sociales quienes deben promover las medidas necesarias y facilitar la transición hacia una vida laboral más larga. La promoción del envejecimiento activo a fin de aumentar la capacidad de los trabajadores de más edad y sus incentivos para permanecer en el mercado de trabajo debe convertirse en una dimensión esencial de las relaciones laborales.

DBM es la primera compañía en el mundo de recolocación de profesionales con 230 oficinas localizadas en 85 países. Esta empresa ha conseguido un sólido posicionamiento en el mercado a través de su metodología de trabajo y conocimiento del entorno laboral.

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